No es país para madres

Viki Lara, Socialismo Revolucionario Sevilla

Algunos temas recurrentes en el Estado Español son las bajas tasas de natalidad, la edad cada vez mayor para tener el primer hijo, el envejecimiento de la población (que si utiliza como excusa para atacar la sanidad, pensiones y otros servicios…). Incluso saltó a la prensa la noticia que en el primer trimestre de 2015 hubo crecimiento vegetativo negativo, es decir, que durante ese trimestre hubo más fallecimientos que nacimientos.


Por supuesto que defendemos el derecho de las mujeres a no ser madres si así lo desean y negamos cualquier tipo de discurso retrógrado y machista como el que Ruíz Gallardón utilizó para intentar su vergonzoso intento de restringir el derecho al aborto: “La maternidad libre hace a las mujeres auténticamente mujeres”. Esta cita es reflejo de una visión que negamos completamente, que relega a las mujeres al papel de incubadoras de bebés, y posteriormente de cuidadoras, tanto de la descendencia como de sus familiares mayores o enfermos. Es la misma visión que busca el control sobre los cuerpos y, sobre todo, sobre la sexualidad de las mujeres, y que ha restringido el derecho al aborto precisamente a las mujeres menores de edad más vulnerables, ya que se pide consentimiento paterno para la interrupción del embarazo. Nos oponemos a esta reforma y seguimos reclamando el acceso al aborto público, seguro y gratuito sea cual sea la Comunidad Autónoma donde se vive, y el acceso gratuito a métodos anticonceptivos.

Sin embargo, este artículo se centra en la situación contraria, en aquellas mujeres que quieren ser madres pero no pueden permitírselo debido a la situación económica y laboral en la que viven. A finales de enero el diario El País publicaba un artículo titulado: “Demasiado tarde para ser madres”. La tesis general del artículo, las mujeres pensamos que todavía somos fértiles después de los 35 o incluso de los 40 años (influidas por las noticias sobre famosas (!)) y cuando intentamos tener nuestro primer hijo a estas edades algunas se encuentran con el fracaso. Ningún comentario sobre las dificultades que tienen las mujeres (y hombres) más jóvenes para formar una familia o simplemente para independizarse de los padres, solamente un breve comentario sobre la crisis económica.

Sin embargo, los datos de emancipación ofrecidos por el Consejo de la Juventud de España son muy claros. Hay pocas posibilidades de que puedas irte de casa antes de los 29 años, teniendo en cuenta que el 50% de las personas jóvenes están en paro, de las que trabajan más del 50% tienen trabajos temporales, aproximadamente el mismo porcentaje está también sobre-cualificado para su empleo y el 21% trabajo a tiempo parcial pero por falta de horas y no por decisión propia. Conclusión de este desolador panorama laboral, en el que muchas personas se sienten obligadas a aceptar el trabajo que sea, la media de los salarios netos es de apenas 10.000 euros al año, es decir, ni mileurista, y a estas edades menos del 25% se ha podido permitir emanciparse. Como para encima aumentar la familia.

Si se espera hasta la franja de edad de 30 a 34 años los datos son solamente un poco mejores, esto sin contar con que las embarazadas y madres son discriminadas sin piedad en el mercado laboral, a pesar de que las leyes cuenten con varias garantías como el no despido durante el embarazo. En primer lugar, una mujer embarazada y en paro se puede olvidar de conseguir un contrato, si tenía un contrato temporal lo más seguro es que no se le renueve o se le vuelva a llamar desde la misma empresa, y otras muchas al incorporarse ven como se les obliga a condiciones de trabajo incompatibles con su nueva situación familiar hasta que aceptan un despido improcedente como una solución. 

Defendemos el derecho de la mujer a decidir por ella misma a no ser o a ser madre, cuando y como lo desee. Pero, es imposible elegir libremente cuando el hecho de tener hijos representa un riesgo real de caer en la pobreza. En el estado español, las mujeres cobran un 18,8% menos y esta brecha aumenta con la maternidad, la penalización salarial de las mujeres con dos hijos es del 6% respecto a las mujeres sin hijos. Por otro lado, en las últimas décadas el número de familias mono-parentales ha incrementado y en su gran mayoría estas familias están encabezadas por una mujer. El 65% de las mujeres que se ocupan en solitario de sus hijos no llega con facilidad a final de mes y la mitad no tiene trabajo. El riesgo de pobreza infantil es del 53,3% en estos casos, cuando la tasa general es del 35,4%.

En vez de culpabilizar a las mujeres de esta situación, se deben dar los cambios en la sociedad que nos faciliten a todos tener una vida digna, y poder elegir sobre nuestra maternidad sin que la situación económica y laboral sea una cortapisa. Problemas como el acceso a la vivienda y otros como encontrar la financiación para los servicios que son socialmente necesarios (sanidad, educación, dependencia, guarderías públicas) si le damos la vuelta a la situación económica, haciendo que esta funcione para las necesidades de la mayoría. Esto solamente será posible con los sectores clave de la economía como banca, transporte, energía y telecomunicaciones bajo propiedad y control público, que además de las necesidades de los usuarios se preocupen de proporcionar un trabajo digno, tanto en salario como en condiciones, para todas las personas independientemente de su situación familiar. La extensión de los servicios públicos como sanidad y dependencia no solamente crearía nuevos empleos sino que también redundaría en una mayor independencia de los cuidadores, normalmente mujeres, para poder tomar decisiones vitales en libertad.